Orden a la Policía de “generar percepción de seguridad en los ciudadanos” ante las bandas latinas
OKDIARIO ha tenido acceso en exclusiva a una copia del plan de actuación contra las bandas latinas en Madrid
El despliegue de un dispositivo sin precedentes tiene varios objetivos generales que pasan por disparar el número de detenciones y devolver la sensación de seguridad
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Cuando un plan policial tiene entre sus objetivos devolver al ciudadano la sensación de seguridad es que esa sensación se ha perdido. Tras los incidentes que dejaron dos víctimas mortales el pasado fin de semana por enfrentamientos entre bandas latinas en Madrid se elaboró un plan de reacción que tomó forma en la orden de servicio a la que ha tenido acceso OKDIARIO y que marca las líneas maestras de lo que se puede definir como una cacería policial de bandas latinas en la capital de España. Y es que ese es otro de los objetivos del plan además de devolver la calma a los ciudadanos: “incrementar el número de detenidos”.
¿Qué ha habido exactamente distinto entre las broncas que se han cobrado víctimas mortales el pasado fin de semana en Madrid y las de otros fines de semana? Básicamente que las bandas latinas han acercado la violencia a los ciudadanos de toda la ciudad de Madrid, sin excluir distritos ni barrios, y parece que ahora, los políticos y los ciudadanos de la capital acaban de descubrir el violento fenómeno de las bandas latinas. Sólo así se puede entender el glosario de objetivos que plantea la orden policial a la que ha tenido acceso este periódico y que marcará la estrategia contra las bandas juveniles latinas al menos hasta el 28 de febrero.
Estos son algunos de los objetivos generales del plan: reducir la actividad delincuencial y violenta de estos grupos, especialmente en lo referido a las agresiones con armas blancas, sin olvidar la relacionada con el tráfico de estupefacientes. Implicar de forma directa en sus campos de trabajo específicos a las Brigadas de Seguridad Ciudadana, Información, Policía Judicial y Extranjería y Fronteras. Generar una transmisión de la información, en los cauces que se establezcan, de tal forma que se consiga una mayor eficacia en la actividad operativa. Mantener una permanente línea de comunicación y coordinación con las comisarías de los distritos afectados. Generar una percepción objetiva y subjetiva de seguridad en los ciudadanos, principalmente en los distritos afectados”
Este último punto es el que esconde cierta controversia, ya que la sensación de inseguridad ya lleva muchos años desgraciadamente instalada en determinados distritos de la ciudad de Madrid, sobre todo en los que los miembros de estas bandas viven y se reúnen a diario. Lo que ahora ha despertado la preocupación ha sido que uno de los fallecidos, el menor de 15 años, haya caído desangrado en plena calle Atocha, entre viandantes y vecinos que ven cada fin de semana las aceras de su calle tomada por chicos que quieren entrar en los locales de ocio. De hecho, en uno de los vídeos de las cámaras de seguridad que captaron el crimen puede apreciarse a una madre refugiarse en su portal con su hija en brazos.
Su incidencia en cualquier barrio
Una ola de pánico similar se ha desatado estos días en el barrio de Montecarmelo, una zona residencial al norte de Madrid repleto de familias de rentas altas que compraron sus casas allí hace menos de 20 años y que ya tiene una nutrida población de jóvenes adolescentes. Hasta allí se desplazó una de estas bandas latinas para atacar a un grupo de estos chavales, presa fácil y habitual en lo que ellos mismo llaman “la caza al pijo”.
Estos son los hechos diferenciales que hay detrás de este plan de emergencia, porque como el mismo documento indica, la problemática de las bandas latinas no es precisamente nueva, sólo que ahora han aumentado su actividad. Por eso, ya en los objetivos específicos del plan, la Policía asume que hay que sacarlos de la calle y cuanto mayor sea el número de detenidos mejor.
Lo explican así: detectar la presencia de integrantes de estos grupos en las zonas indicadas de los distritos. Proceder a la identificación selectiva y cacheos a componentes de los mismos procediendo, igualmente, a la requisa de los lugares próximos donde puedan ocultar las armas que utilizan, teniendo presente los parámetros y códigos identificativos facilitados por la B.P.I. Incrementar el número de detenidos por hechos vinculados a este tipo de grupos y reducir sus cotas de actividad delictiva. Recabar y aportar información sobre los puntos de venta de droga que los grupos tienen establecidos, y con lo que se sustentan económicamente, actuando en ellos. Obtener información veraz que permita relacionar individuos, por lo que interesa, sobre todo, las identificaciones grupales”.
Lo que plantea el documento en poder de este periódico es una ofensiva total contra unas bandas que ya alteran la convivencia de la mitad de los distritos municipales de la ciudad más importante de España, pero algunos sabemos que esta guerra no es nueva para los policías de Madrid, quienes se las ven cada fin de semana con este tipo de delincuentes a los que detienen, retiran armas y decomisan droga para volver a encontrárselos en la calle días después. Tal vez por eso la orden deja este lacónico mensaje a los agentes: “Toda actuación que se lleve a cabo, dentro del presente dispositivo, quedará reflejada en el correspondiente atestado. Se harán constar los detalles relevantes que puedan aportar elementos de juicio para considerar la pertenencia a estos grupos, tales como las manifestaciones vertidas, vestimenta, tatuajes, etc. Significar que, no se plasmarán los juicios de valor por parte de los indicativos actuantes”. En cristiano: que si a un agente se le calienta la boca en medio de un cruce de machetazos, mejor no dejarlo por escrito.